viernes, 18 de abril de 2014

Preprarados y Alertas (2da Parte)



Ciertamente la venida del Señor está a las puertas. “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío sus caminos y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6, 7). 


Esperar en el Señor (y al Señor) no significa holganza. Esperar en el Señor (y al Señor) no es irse a dormir. Esperar en el Señor (y al Señor) no significa el abandono de todo esfuerzo. Esperar en el Señor (y al Señor) significa primeramente actividad bajo su mandato; en segundo, prestancia para obedecer cualquier nueva orden que pueda venir; tercero, la habilidad de cumplir sus mandatos.


La preparación del cristiano para su traslado a una vida inmortal requiere de esfuerzo y constancia, no por sus propias fuerzas y habilidades, sino aferrándose cada día a la gracia y las promesas de Dios. Pero el vuelo final a la Patria Celestial, habrá sido practicado muchas veces, ascendiendo en ésta tierra a las alturas de la abnegación, el sacrificio y la voluntad presta a la dirección divina.


El cristiano debe esperar y velar con su lámpara encendida y su buena dotación de aceite. Es peligroso y fatal esperar al Esposo, con su lámpara “descompuesta”. No hay que esperar hasta necesitarlo y no tenerlo; sobre todo, porque no se trata de una posibilidad, sino de una certidumbre. Ciertamente el Señor vendrá como ladrón en la noche.

Gloria Lozano-Castrejón

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