miércoles, 9 de abril de 2014

SABÍOS Y NECIOS


"Si alguno parece ser sabio en este siglo, 
hágase simple, para ser sabio" 
(1 Corintios 3:18).


La sabiduría es un don de Dios. A Salomón le fue concedida como el deseo más grande de su corazón cuando Dios le dio entre cualquier otro anhelo o sueño de su alma. El rey entonces escogió la sabiduría y Dios lo bendijo concediéndosela juntamente con las riquezas y prosperidad que no había solicitado. Él mismo dijo que "Jehová da la sabiduría y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia" (Proverbios 2:6). En Proverbios 8:5, exhorta vívidamente: “Entended, simples”. Y anteriormente en el capítulo 1:4, dice: “…para dar sagacidad a los simples.”

           De hecho, todo el libro de los Proverbios es una ampliación, con todas sus ricas ramificaciones y derivaciones, de la enunciación de éste noble principio. En ciertos pasajes, el sabio se transporta en alas de la poesía exaltando la sabiduría en sentidas metáforas al conjunto de sentidos y emociones conque se perciben. Todo el libro de los Proverbios insta a dejar la insensatez, la “simpleza” y apropiarse de la sabiduría, la cual es “como medicina a tu ombligo y tuétano a tus huesos” (3:8) y “presenta largura de días, años de vida… y paz” (3:2).

           Pero muchos siglos después el apóstol aconseja hacerse simple, a fin de encontrar la sabiduría. No hay contradicción. Ambos hablan exactamente de la misma cosa. La sabiduría a la que se refiere el sabio, es nada menos que el temor de Jehová (1:7), y obviamente, a la que alude el apóstol es la “sabiduría de este mundo”. De ahí su receta a la inversa: habrá que hacerse “simple” y como sordo e insensato a los reclamos de esa supuesta “sabiduría” contraria a la ciencia de Dios. En el tiempo del apóstol, tal “sabiduría” humana se había multiplicado y enriquecido con una sólida tradición ya de carácter universal y las palabras habían mudado hacia mucho tiempo su uso, respondiendo a nuevos significados. Pero la sabiduría de Dios sigue siendo la misma y única sabiduría. No hay otra sabiduría. Lo demás es engaño, es apariencia, es sofisma, es oropel y “heno y hojarasca” (1 Corintios 3:12) que no resistirá muy pronto la gran prueba de fuego. 

 “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”.
Gloria Lozano-Castrejón

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