“Estuve mirando hasta que
fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco
como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de
fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía
de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones
asistían delante de él; el juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Daniel
7:9-10.
En ésta visión el profeta
Daniel ve un juicio que se está efectuando en el cielo y ve a Dios el Padre, lo
ve como un Anciano de días junto a millares de millares de ángeles que lo
asisten y sirven. El Anciano de días al sentarse en su trono se abren los libros,
revelando los actos de los justos para ser juzgados.
Comentamos anteriormente, que
nuestros nombres y actos son escritos en los “Libros del Cielo” al aceptar
servir a Dios. Si pensamos por un momento que nuestras acciones son
registradas, seguramente nos encontraremos en un gran dilema, ya que sabemos a ciencia
cierta que si nos juzgan por nuestros actos irremediablemente perderemos el
juicio y seremos condenados, porque “somos justificados por la fe pero somos
juzgados por nuestras obras”.
Aquí es donde se hace
necesario que Cristo, nuestro Abogado y Salvador, intervenga por nosotros; aquí
es donde nuestra fe en su sangre derramada paga el precio de nuestra propia
culpabilidad; es en éste momento donde Cristo “muestra nuestro arrepentimiento
y nuestra fe, y reclamando el perdón para nosotros, levanta sus manos heridas
ante el Padre y los santos ángeles, diciendo: Los conozco por sus nombres. Los
he grabado en las palmas de mis manos”. "Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado: al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh
Dios." (Salmo 51: 17.) El Conflicto
de los Siglos p. 476.
“Al ser absueltos Dios nos declara
justos, nos considera justos, y nos trata como a personas justas. Todo
mal acto es borrado y toda acusación cancelada, ahora llegamos a estar en una
relación correcta con Dios. Cuando Dios da justicia al pecador arrepentido, figuradamente pone el
sacrificio provisto por Cristo y la justicia de Él como un crédito en los
libros del cielo, y el pecador se encuentra ante Dios como si nunca hubiera
pecado. Así gana su pase al reino de los cielos por la eternidad. (La Justificación, Diccionario Biblíco).
Así los salvos serán los que luego de ser
examinados y borrados sus pecados con la sangre de Cristo, su nombre se mantiene
todavía escrito en los libros del cielo, y el pecador se
encuentra ante Dios como si nunca hubiera pecado. Por consiguiente no
se borrarán los nombres de todos aquellos que creen firmemente que Cristo es su
único Salvador personal y pidieron perdón oportunamente por sus malas acciones.
Otros temas de la serie:
No
dudes en suscribirte a éste blog y seguirme por correo electrónico, para que no
te pierdas ninguna actualización, las cuales estoy seguro te ayudarán mucho en
tu diario vivir. Por supuesto invita también a tus amigos a unirte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario